No cabe duda que los equipos más convocantes de República Argentina son Boca y River. Todo futbolero ha deseado ser fichado por alguno de estos clubes, formarse allí y debutar en primera. Actualmente hay un sanjuanino que está cada vez más cerca de cumplir ese sueño: Ismael Aguilera.
Por lo general los chicos que tienen el objetivo fijo de llegar a la Primera División empiezan desde muy pequeños. A partir de los cuatro o cinco años de edad son anotados en una escuelita y desde ahí no se despegan nunca más de la pelota. Sin embargo el caso de Ismael es diferente a pesar de que su familia siempre fue apasionada por el fútbol.
«Siempre mi familia ha sido muy apegada al fútbol, mi abuelo sobre todo. Él veía todo tipo de partidos y siempre eso nos transmitía a mi viejo, a mis hermanos y a mí. Así que quienes me motivaron a dedicarme a esto fueron mi viejo y mi abuelo. Empecé creo que desde los 8 años a jugar», recordó.
A esa edad el pibe nacido en el barrio Pie de Palo, en San Martín, llegó al Club Atlético de la Juventud Alianza. El joven resaltaba entre los demás sobre todo por su altura y su contextura física. A pesar de seguir siendo un niño tenía algunas cualidades que lo hacían parecer mayor.
Poco a poco Ismael fue afianzándose dentro del «Lechuzo». Los diferentes técnicos que tuvo a lo largo de los años lo fueron probando en diversas posiciones. Por su estatura todos coincidían que debía permanecer en un puesto más defensivo, alejado del arco rival. Es así que se adueñó de la mitad de la cancha y se quedó con el dorsal número cinco.
Las temporadas pasaban. Aguilera se mantenía en un gran nivel pero sentía que necesitaba un nuevo desafío. Quería probarse en un equipo de la máxima categoría para dar ese gran paso que necesita cada pibe que quiere llegar a Primera. Luego de algunos meses de tener esta idea en la cabeza su papá lo sorprendió con una gran noticia.
Mediante su amigo Ismael Botta, padre de Rubén, le había conseguido una prueba en San Lorenzo. Esa era la chance que tanto estuvo esperando. Era la oportunidad que todo juvenil del interior busca. De esta manera ni lento ni perezoso emprendió viaje a Buenos Aires para probar suerte en el «Ciclón».
Aprovechando ese viaje. Ismael consiguió que otras dos grandes instituciones le dieran una oportunidad. Se trataba de nada más ni nada menos que de Independiente y de Boca Juniors. El sanmartiniano se encontraba viviendo un sueño. Tres de «los cinco grandes» habían posado sus ojos en él. Sin embargo a pesar de la felicidad también sentía una presión enrome. Tenía que descoserla para quedarse en alguno de esos conjuntos.
«Cuando me trajeron a Buenos Aires tenía 15 años, estaba por cumplir 16. Me probé en San Lorenzo, después en Independiente y por último en Boca. En San Lorenzo no me fue muy bien, en Independiente sí, pero en Boca también así que decidí quedarme acá en Boca. Ahora estoy en la quinta categoría», rememoró.
Ismael lo había logrado. Consiguió dar ese primer paso vital para formarse entre la élite del fútbol nacional. Además el sanjuanino tenía una ventaja por encima de los demás jóvenes del interior que llegaron al club de La Ribera. Su hermana vivía en Buenos Aires, por lo que no iba a tener que vivir en la pensión y alejado de su familia. Ese sentimiento de nostalgia que a tantos chicos les ha frustrado la carrera no iba a perjudicar la suya.
«No me costó adaptarme por lo que estoy con mi hermana, tengo un apoyo así que me siento siempre acompañado. Obviamente al principio sí fue difícil ya que tuve que alejarme de mi familia y mis amigos en San Juan. Eso sí me costó, pero no tanto como para querer volver. Capaz que en otros momentos en los que no me estaba yendo bien si quería volverme, pero son cosas que pasan», reflexionó.
Además de ese apoyo incondicional, Aguilera sorpresivamente se encontró con otras dos personas que se convirtieron en grandes amigos. Uno fue el propio Emmanuel Mas. El lateral izquierdo pidió su número de celular cuando se enteró que era el único sanjuanino en las divisiones inferiores.
«Siempre he hablado mucho con Emmanuel Mas. Apenas se enteró que soy el único de San Juan en el club siempre hemos hablado por teléfono. Cada vez que me lo cruzo en el predio nos vemos y hablamos un rato. Siempre me aconsejó y me ha ayudado», reveló.
El otro pilar con el que se topó fue Rubén Botta, hijo de su representante. Al igual que Emmanuel, el ex Tigre se mostró dispuesto a hablar con él y ayudarlo en todo lo que se necesitara. Claramente estos dos experimentados jugadores entendían por lo que Ismael estaba pasando. Ambos querían que él tuviera éxito y tenían la intención de allanarle el camino para que no sufra tanto como ellos.
«Desde que yo llegué acá siempre me invitó a su casa. Su padre es quien me representa y el que me trajo acá así que siempre he hablado con Rubén y Emmanuel. Tengo un contacto permanente con ellos dos. La verdad que al principio fue increíble pensar que estaba hablando y que tenía ese contacto con dos jugadores profesionales de fútbol», rememoró emocionado.
Gracias a esa gran contención el joven sólo tenía que concentrarse en mostrar un buen fútbol y en aprobar las materias de la escuela. Si bien no vive en la pensión pasa la gran mayoría del día en la institución azul y oro ya que se encuentra finalizando sus estudios secundarios.
Tener un entorno que te sostiene y sentirte cómodo en una provincia que no es la tuya, es vital para tener un buen rendimiento. Esto no pasó desapercibido para sus entrenadores que cada vez le daban un mayor rodaje. A pesar de ello el sanmartiniano tuvo que adaptarse a un nuevo cambio.
Cuando llegó al club ya había muchos compañeros que ocupaban su puesto. Había una suerte de «superpoblación» de volantes centrales y algunos de ellos ya mostraban más condiciones que él. Debido a esto sus DT fueron retrasándolo cada vez más hasta que mostró un nivel superlativo en la posición de defensor central.
«Hoy en día estoy jugando de central por el físico que tengo. Soy alto y grandote así que juego de central desde que llegué a Boca. Cuando jugaba en Alianza lo hacía siempre de cinco, pero obviamente que es más difícil jugar de cinco acá, así que por eso y también porque tengo las características es que estoy jugando de central», contó.
Allí se encontró con su mejor versión y consiguió escalar algunas divisiones hasta asentarse en la quinta categoría donde milita actualmente. El joven de apenas 18 años de edad todavía no ha sido citado para entrenar con el primer equipo o con la reserva. No obstante no deja de tener ese objetivo entre ceja y ceja, sin descartar la posibilidad de salir cedido para ganar experiencia.
«Depende de cómo me encuentre y que edad tenga en ese momento, iría a préstamo a otro equipo. Todo depende de donde sea ese club. No me parece una mala idea irse a préstamo a otro club para sumar minutos. Sin embargo estar acá es algo único e irremplazable», manifestó.
Ismael actualmente se encuentra en su mejor momento. Siente que está viviendo un sueño. Ha logrado sobreponerse a todos los obstáculos que se presentan habitualmente a los juveniles sanjuaninos. No obstante sigue teniendo los pies sobre la tierra, no quiere quemar etapas y desea seguir subiendo escalón por escalón hasta llegar a lo más alto del fútbol argentino.
«Mis mayores sueños y objetivos en este momento son llegar a la reserva de Boca, después intentar llegar a la primera y debutar en Boca obviamente. Si no se puede quiero intentar llegar en otro club. Mi máximo objetivo es llegar a la Primera División», sentenció.
Fuente: Canal 13.